Hoy 31 de marzo de 2017 estoy cumpliendo mis 80 años!!! Y
precisamente alguien me pregunta…
¿Qué se siente al ser vieja?
Me sorprendió mucho la pregunta, ya que no me consideraba
todavía tan vieja. Cuando vio mi reacción, inmediatamente se apenó, pero le
expliqué que era una pregunta interesante.
Y después de reflexionar, concluí que hacerse viejo es un
regalo.
A veces me sorprendo de la persona que vive en mi espejo.
Pero no me preocupo por esas cosas mucho tiempo. Yo no cambiaría todo lo que
tengo por unas canas menos y un estómago plano. No me regaño por no hacer la cama, o por comer
algunas "cositas" de más. Estoy en mi derecho de ser un poco
desordenada, ser extravagante y pasar horas contemplando mis flores. He visto algunos queridos amigos irse de este mundo,
antes de haber disfrutado la libertad que viene con hacerse viejo.
-¿A quién le interesa si elijo leer o jugar en la
computadora hasta la media noche, y después dormir hasta quien sabe qué hora?-
Bailaré conmigo al ritmo de los 50's y 60's. Y si después
deseo llorar por algún amor perdido... Lo
haré!
Caminaré por la playa con un traje de baño que se estira
sobre el cuerpo regordete y haré un clavado en las olas dejándome ir, a pesar
de las miradas de compasión de las que usan bikini. Ellas también se harán
viejas... si tienen suerte.
Es verdad que a través de los años mi corazón ha sufrido
por la pérdida de un ser querido, por el dolor de un niño, o por ver morir una
mascota. Pero es el sufrimiento lo que nos da fuerza y nos hace crecer. Un
corazón que no se ha roto, es estéril y nunca sabrá de la felicidad de ser
imperfecto. Me siento orgullosa por haber vivido lo suficiente como para que
mis cabellos se vuelvan grises y por conservar la sonrisa de mi juventud, antes
de que aparezcan más surcos profundos en mi cara.
Ahora bien, para responder la pregunta con sinceridad,
puedo decir: -¡Me gusta ser vieja, porque la vejez me hace más sabia, más
inteligente y más libre!-. Y sin importarme el qué dirán...
Se que no voy a vivir para siempre, pero mientras esté
aquí, voy a vivir según mis propias leyes, las de mi corazón. No pienso
lamentarme por lo que pudo haber sido y no fue, ni preocuparme por lo que será.
El tiempo que quede, simplemente amaré la vida como lo hice hasta hoy. El
resto...el resto se lo dejo a Dios.